Avanzas como una plaga supeditada a tus estímulos y mis percepciones. He aprendido a interpretar tu credo y a dejarme atrapar por tus feromonas de mujer en celo. Pero no eres mujer. Ni siquiera eres materia. No tienes mente, pero tu influencia es capaz de dominar al mundo.
Yo me llamo humano y tú no tienes nombre.
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